Y todos estos tus siervos descenderán a mí, y se postrarán ante mí, diciendo: Sal tú y todo el pueblo que te sigue, literalmente, bajo tus pies, bajo tu jurisdicción; y después de eso saldré. Y salió de delante de Faraón con gran enojo. Esa fue una justa y santa indignación, porque no es poca cosa para los incrédulos rechazar la Palabra del Señor. El tiempo de gracia de Faraón estaba llegando a su fin, y la ira del Señor pronto descendería sobre él.

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