Y Jetro se regocijó por todo el bien que el Señor había hecho a Israel, al que había librado de manos de los egipcios. No era el mero interés cortés de un visitante, sino el regocijo genuino y comprensivo de un hombre que sentía que el Dios de Israel era el Dios verdadero. Jetro aparece aquí como el representante de una nación pagana, de los madianitas o ceneos, la primera nación pagana en mostrar bondad al pueblo de Dios.

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