Y la vista de la gloria del Señor era como fuego devorador sobre la cumbre del monte a los ojos de los hijos de Israel. "En este resplandor de fuego entra Moisés, a través de la llama de fuego de la inaccesible justicia de Dios, a través de los relámpagos de la espada de fuego de los querubines, para recibir la Ley de fuego" (Lange).

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