Y atarán el pectoral por sus anillos, es decir, los anillos inferiores, a los anillos del efod con un cordón de azul, con hilos de la tela de jacinto que se usó en el tejido del paño, para que sea por encima del cinto del efod, y que no se suelte el pectoral del efod. No solo debía evitarse que se moviera hacia arriba y hacia abajo, sino también que se deslizara hacia adelante y hacia atrás a medida que estaba desgastado, y que cayera hacia adelante cuando el sumo sacerdote se inclinaba.

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