Y quemarás todo el carnero sobre el altar, después de quitar el cuero y las partes inmundas; es un holocausto al Señor; es olor grato, ofrenda encendida al Señor. Un olor placentero era esta ofrenda encendida a Jehová, porque significaba que los sacerdotes se dedicaban en cuerpo y alma al servicio del Señor.

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