Y él dijo: Vuelve a meter tu mano en tu seno. Y volvió a meter la mano en el seno; y lo sacó de su seno, y he aquí, se volvió otra vez como su otra carne. De ese modo, el Señor dio a entender que tenía la intención de limpiar a su pueblo, los hijos de Israel, de la lepra espiritual del pecado mediante los sacrificios y purificaciones que tipificaban la limpieza mediante la redención de Cristo.

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