Y salieron los capataces del pueblo y sus oficiales, los capataces egipcios y sus subordinados hebreos, y hablaron al pueblo, diciendo: Así ha dicho Faraón: No os daré paja. El real decreto debía cumplirse al pie de la letra y no debía proporcionarse ni una sola gota. Los escribas u oficiales judíos para entonces se habían convertido en herramientas voluntarias en manos de los déspotas.

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