Porque así dice el Señor Dios: Por cuanto apretaste tus manos con maligno júbilo, y pisoteaste con los pies, como si bailaras de gozo, y te regocijaste en el corazón, con malicioso deleite del alma más íntima, con todo tu desprecio contra el tierra de Israel, con todo el desprecio de que pudieron los amonitas,

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