Y convertiré la tierra de Egipto en desolación en medio de las tierras desoladas, en el castigo general que azotó las tierras en este extremo del mar Mediterráneo en la conquista caldea, y sus ciudades entre las ciudades devastadas serán serán desolados cuarenta años, para el tiempo determinado por el Señor, y esparciré a los egipcios entre las naciones, para que también ellos padezcan los males de un exilio, y los dispersarán por los países, Egipto así, como un comentarista ha ella, siendo la caricatura de Israel. Sin embargo, la misericordia y la longanimidad del Señor se hacen evidentes también en este sentido, y la profecía da un giro más alegre.

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