Y no serán más presa de las naciones, de los enemigos de Dios en todas partes, ni las bestias de la tierra los devorarán, se dice de los diversos peligros que amenazan la existencia de la Iglesia del Señor; pero habitarán seguros, en la seguridad proporcionada por la mano todopoderosa de Dios, y nadie los atemorizará, causando inquietud y terror dentro de la Iglesia.

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