No por vosotros hago esto, dice el Señor Dios, que os sea notorio, porque nunca hay nada en el hombre que haga que el Señor le extienda su bondad amorosa y tiernas misericordias, para obrar la fe en su corazón; Avergonzaos y confundidos por vuestros caminos, oh casa de Israel. Eso es siempre todo lo que un pecador arrepentido ve de su lado, a saber, razones para avergonzarse, para esconder su cabeza a causa de la vergüenza de los pecados y transgresiones. La salvación de un pecador es total y exclusivamente la obra de nuestro misericordioso Padre que está en los cielos, por amor a Cristo, el Redentor.

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