Así seréis hartos a mi mesa de caballos y carros, de valientes y de toda la gente de guerra, dice el Señor DIOS. No importa qué medios usen los enemigos para tratar de vencer a la Iglesia de Dios, no importa qué forma adopte su hostilidad, son impotentes ante Su brazo todopoderoso. La viveza de la presentación y la forma detallada de la descripción sirven para enfatizar el derrocamiento total de todos aquellos que presumen atacar la Ciudad de Dios.

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