Cuando los sacerdotes entren allí, después de realizar las funciones de su oficio, no saldrán del Lugar Santo al atrio exterior, donde podrían entrar en contacto con alguna cosa inmunda; pero allí depositarán sus vestiduras con las que ministran, porque son santas, y las celdas también servirán como sacristías; y se pondrá otras vestiduras y se acercará a las cosas que son para el pueblo.

Así como aquí se instruyó a los sacerdotes para que se mantuvieran estrictamente incontaminados en el desempeño de sus deberes, los cristianos se mantendrán siempre sin mancha del mundo y de las obras de la carne.

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