Luego me llevó por el camino de la puerta del norte, delante de la casa, es decir, la puerta interior del norte; y miré, y he aquí, la gloria del Señor llenó la casa del Señor, como el profeta podía ver desde su posición cerca del Santuario; y caí sobre mi rostro, una vez más vencido por la majestad de la gloria divina.

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