Y mi ojo no te perdonará, en ninguna forma de compasión, ni tendré piedad, como la que un padre indulgente podría haber estado tentado a mostrar; pero recompensaré tus caminos sobre ti, y tus abominaciones serán en medio de ti, manifestadas a todos en sus consecuencias, los castigos divinos; y sabréis, cuando el castigo los hirió en estricta conformidad con la profecía del Señor, que yo soy el Señor, siendo la evidencia ofrecida suficiente y concluyente.

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