Y he aquí, la gloria del Dios de Israel, llamado así a causa del contraste inferido frente a los ídolos de las naciones, estaba allí, según la visión que vi en la llanura, 3: 22-23. donde apareció en su trono acompañado de querubines y ruedas, un espectáculo sobrecogedor. El Señor se reveló intencionalmente en toda su gloria, a fin de hacer que las prácticas idólatras de los judíos apóstatas parezcan aún más repulsivas a modo de contraste.

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