porque toda la tierra que ves, te la daré a ti ya tu descendencia para siempre. La separación de Lot de Abram fue, en cierto modo, profética de la relación que se obtendría después entre sus descendientes y los de Abram. Y justo en ese momento el Señor repitió Su promesa a Abram, pidiéndole que mirara desde el lugar donde estaba entonces, casi en el centro de Canaán, en todas direcciones, ya que todo este país iba a ser posesión de sus descendientes. Así, Abram, al menos en espíritu, si no de hecho, iba a reclamar la tierra de Canaán para su posteridad.

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