y dijo: Hermanos, os ruego que no hagáis tan maldad. Esta fue la consecuencia de que Lot se estableció en medio de un pueblo impío e impío. Lot, habiendo salido y cerrado la puerta detrás de él para proteger a sus invitados, se enfrentó a una turba que se había vuelto loca de lujuria antinatural. Su súplica, en la que se dirigía a ellos como hermanos y les rogaba que no actuaran de una manera tan perversa, cayó en oídos sordos.

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