Y Esaú dijo: He aquí, estoy a punto de morir; ¿Y de qué me aprovechará esta primogenitura? El carácter de Esaú evidentemente fue tal que le hizo pensar a la ligera en el gran privilegio de ser el primogénito, ya que su pregunta transmite la idea: me muero de hambre; y, de todos modos, ¿por qué debería preocuparme por mi derecho de nacimiento? Así cedió toda la importancia superior de su primogenitura, la bendición específica de Abraham, la herencia de su posteridad, el derecho y la tierra del pacto: todo para la satisfacción de un momento.

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