E Isaac dijo a Jacob: Te ruego que te acerques para palparte, hijo mío, si eres mi hijo Esaú o no. La sorpresa de Isaac se convierte en sospecha ante el sonido de la voz de Jacob y ante la respuesta indefinida que era tan diferente a la manera franca de Esaú. Pero fue aquí donde la estratagema de Rebekah demostró su valor.

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