Treinta camellas lecheras con sus potrillos, cuarenta y nueve y diez toros, veinte asnas y diez potrillos. La oración había calmado la mente emocionada de Jacob hasta tal punto que ahora tomó medidas, no para huir, sino para encontrarse con Esaú y vencerlo con amor. La selección y el reparto de los animales mostró la experiencia de Jacob en la cría de ganado, así como la disposición de cada pequeña caravana indicaba su sabiduría, ya que colocaba los animales más pequeños y menos valiosos primero, y los más valiosos en la retaguardia.

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