Y el joven no tardó en hacer aquello, porque se deleitaba en la hija de Jacob; y era más honorable que toda la casa de su padre. Sin importar cuál hubiera sido el motivo para profanar a Dina, Siquem ahora era indudablemente sincero, y aceptó las palabras de los hijos de Jacob por su valor nominal. Su posición de poder e influencia era tal que daba mucho peso a sus palabras, y no perdió tiempo en llevar a cabo su intención.

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