Pero el Señor estaba con José, le mostró misericordia y le dio gracia ante los ojos del guardián de la cárcel. El corazón de los hombres está en las manos del Señor, y Él puede guiarlos como ríos de agua. Fue la misericordia del Señor lo que le aseguró a José el favor del carcelero, él mismo un oficial de Potifar.

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