El guardián de la prisión no miraba a nada que estuviera bajo su mano, con respecto a todas las cosas que se esperaban de él, confiaba implícitamente en José; porque el Señor estaba con él, y lo que hizo, el Señor lo hizo prosperar. Con la conciencia tranquila y el favor del Señor de su lado, los creyentes pueden soportar no solo acusaciones falsas, sino tribulaciones aún peores, la pérdida de la libertad y de la vida.

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