y si me quitareis también esto, y le sobreviniese algún daño, algún daño o peligro, haréis descender mis canas con dolor a la tumba. Fue una presentación magistral del amor y la devoción que ahora caracterizan la relación en la familia de Jacob. Con estas palabras, Judá llegó a la conclusión de su súplica, en un arrebato notablemente elocuente.

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