Y su fama se oyó en la casa de Faraón, diciendo: Han venido los hermanos de José. La noticia llegó muy pronto al palacio real. Y agradó a Faraón ya sus siervos, lo que demuestra la alta estima de que gozaba José; porque todas las tribus nómadas, incluidos los hebreos, eran despreciados por los egipcios. Este último hecho fue olvidado en la alegría universal.

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