Y José puso por ley sobre la tierra de Egipto hasta el día de hoy que Faraón debería tener la quinta parte, el veinte por ciento de los ingresos, destinados al tesoro real como ingresos; excepto la tierra de los sacerdotes solamente, que no llegó a ser de Faraón. Fue una gran bendición para Egipto que en aquellos días gobernara un hombre que combinaba un alto grado de sabiduría con el temor de Dios, una combinación por la cual cualquier país tiene motivos para estar agradecido.

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