Y uno se lo dijo a Jacob y dijo: He aquí, tu hijo José viene a ti, también un anuncio por un mensajero especial. E Israel se fortaleció, con la ayuda de Dios reunió todas las fuerzas que le quedaban y se sentó en la cama; porque él, como patriarca y portador de la promesa mesiánica, tenía un deber final que cumplir.

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