Y en ese día que acontecerá que la gloria de Jacob, sobre todo el reino de Ephraim, y todos los que se apoyó sobre ella, se atenuará, se debilita y decaerán, y la gordura de su malla encerará magra, la imagen siendo el de un hombre que se desvanece rápidamente bajo la influencia de una fiebre severa. El poder y la riqueza que ambos reinos habían ganado una vez más bajo el reinado de Jeroboam II y Uzías se desvanecieron casi en la nada.

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