Inclina Tu oído, oh Señor, en el gesto de mucha atención, y escucha; Abre Tus ojos, oh Señor, y mira, ambos, por así decirlo, enfocados en las condiciones que obtuvieron en Judá en ese momento, y escucha todas las palabras de Senaquerib, que ha enviado a reprochar al Dios viviente, a amontonar desprecio hacia Él.

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