Porque así como los cielos son más altos que la tierra, separados por una distancia infinitamente grande, así son mis caminos más altos que tus caminos y mis pensamientos que tus pensamientos. Al mismo tiempo, es cierto que, aunque el peso de los pecados del hombre, la necedad de los caminos perversos, es tan grande que los hace parecer imperdonables, Dios no deja de permitir que su Palabra sea proclamada en la medida más rica.

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