Y su simiente, los hijos espirituales de Israel, la Iglesia del Señor, será conocida entre los gentiles, considerada con respeto, y su descendencia entre la gente, la del mundo en general; Todos los que los vean los reconocerán, que son la semilla que el Señor ha bendecido, recibiendo la Iglesia este reconocimiento incluso de los forasteros y de los enemigos abiertos. Y así Israel, la congregación de los santos redimidos, prorrumpió en un cántico de alabanza a Jehová, el Dios del pacto.

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