Mira desde el cielo y contempla desde la morada de tu santidad y de tu gloria, a la que aparentemente se había retirado, dejando a su pueblo a su suerte; ¿Dónde está tu celo y tu fuerza, las proezas que tan a menudo había exhibido en los días de antaño, el sonar de tus entrañas, la abundancia de su simpatía y de tus misericordias para conmigo? ¿Están restringidos? Es un llamado poderoso: no los reprimas; ¡No te detengas en este momento! A esto, el peticionario agrega una declaración de confianza:

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