Pero el Señor está conmigo como un poderoso terrible, como un héroe poderoso para defenderlo; por tanto, mis perseguidores tropezarán, sufrirán dolor en la misma forma en que esperaban ver humillado al profeta, y no vencerán como esperaban; se avergonzarán grandemente, porque no prosperarán, no tendrán éxito en sus conspiraciones e intrigas contra él; su eterna confusión nunca será olvidada, serán colmados de eterna deshonra, cuya ignominia se adherirá a ellos para siempre. Esta confianza de parte de Jeremías ahora se expresa en un ferviente llamado a Jehová para que tome su parte y defienda su causa.

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