¿Puede alguien esconderse en lugares secretos para que yo no lo vea? dice el Señor. Era una idea tonta pensar que el Dios omnisciente no sabría su paradero. ¿No lleno el cielo y la tierra? dice el Señor, nada se esconde de su mirada omnisciente, de su omnipresencia. Con estos atributos a su disposición, el Señor está naturalmente familiarizado con los actos y pensamientos de todos los hombres en todas partes.

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