Y Hananías habló en presencia de todo el pueblo, diciendo en otra vil falsedad. Así ha dicho Jehová: Así romperé el yugo de Nabucodonosor, rey de Babilonia, del cuello de todas las naciones dentro de dos años completos. Pensó que la audaz repetición de su falsa profecía, junto con el acto simbólico que la acompañaba, haría que la gente le creyera sin dudarlo.

Y el profeta Jeremías se fue, dejando la justificación de su profecía al Señor por el momento. En muchos casos, es parte de la verdadera sabiduría que los creyentes no respondan a las declaraciones audaces de los adversarios, sino que dejen la vindicación del honor del Señor al Señor mismo.

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