Así que Ebed-melec se llevó a los hombres con él y entró en la casa del rey debajo del tesoro, a una habitación que evidentemente se usaba para propósitos de almacenamiento, y tomó de allí viejos tapones y trapos viejos y podridos, restos de desechos y gastados. -Sacar prendas de todo tipo, y bajarlas con cuerdas al calabozo de Jeremías. Ebed-melec evidentemente poseía tanto la presencia de ánimo como el ingenio, porque no perdió tiempo al comenzar su trabajo de rescatar al profeta.

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