y dijo a Jeremías, el profeta, que había sido llevado de Mizpa junto con los demás habitantes de la ciudad : Te suplicamos que nuestra súplica sea aceptada ante ti, literalmente, "caiga ante tu rostro", como un peticionario en dobló la rodilla, y ruega por nosotros al Señor, Dios tuyo, incluso por todo este remanente, el pequeño grupo de refugiados que quedó de la antigua nación grande y poderosa, (porque somos unos pocos de muchos, como lo hacen tus ojos Míranos,)

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