Llegaron, pues, a la tierra de Egipto, porque no obedecieron a la voz del Señor, como la dio a conocer la boca de Jeremías; así llegaron incluso a Tah-panhes, la ciudad de Daphne en uno de los brazos del delta oriental del Nilo, una de las ciudades más cercanas a la frontera de Palestina. Aquí se detuvieron por un tiempo, a fin de considerar formas y medios de hacer que su estadía en el país extraño fuera segura y rentable. Cuando los hombres deliberadamente dejan a un lado los mandamientos del Señor y eligen su propia manera de hacer las cosas, invitan a la destrucción y la ruina sobre sí mismos.

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