No temas, oh Jacob, siervo mío, dice Jehová, porque yo estoy contigo; porque acabaré por completo con todas las naciones adonde te he conducido, siendo las potencias mundiales de ese día símbolo de las potencias del mal que acosan a los creyentes de todos los tiempos. Pero no te acabaré por completo, sino que te corregiré en medida, con un castigo de misericordia, sin tentar a sus hijos más de lo que pueden; sin embargo, no te dejaré completamente impune, porque la visitación del Señor está destinada a llevar a los hombres al arrepentimiento. Todo esto es figurativo de la gran liberación por la cual el Señor salvó a Su pueblo de todos sus enemigos y estableció Su Iglesia del Nuevo Testamento.

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