Conozco su ira, su furiosa insolencia, dice el Señor; pero no será así, sus jactancias son nada, palabrería, vanas alardes; sus mentiras no lo afectarán de esa manera, sus obras son tan vanas como sus palabras. Todo esto hace que el profeta exprese su simpatía por Moab, así como había merecido su destino.

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