Porque a través de la ira del Señor sucedió en Jerusalén y Judá, Su ira por su idolatría hizo que Él los echara de Su presencia y permitiera la rebelión de Sedequías, que resultó en el derrocamiento final del reino del sur, hasta que Él los había echado de su presencia, que Sedequías se rebeló contra el rey de Babilonia.

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