¿Por qué nos quedamos quietos? De modo que el profeta escucha al pueblo de Judá clamar ante la inminente calamidad. Reúnanse, para que se los represente exhortándose unos a otros, y entremos en las ciudades defendidas, buscando seguridad detrás de sus muros apuntalados, y guardemos silencio allí, para perecer después de un pequeño respiro; porque el Señor, nuestro Dios, nos ha hecho callar, habiendo determinado definitivamente su destrucción, y nos ha dado a beber agua hiel, una bebida venenosa, que seguramente resultaría en su exterminio, porque hemos pecado contra el Señor, una realización. que les llegó cuando ya era demasiado tarde.

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