y los expondrán ante el sol y la luna y todo el ejército del cielo, exponiéndolos bajo el cielo abierto a la influencia de estos cuerpos celestes, a quienes han amado, a quienes han servido y en pos de quienes han caminado, ya quién han buscado, y a quién han adorado, los muchos sinónimos que sirven para resaltar la acumulación de sus prácticas idólatras, el extremo del celo insensato con el que adoraban a las huestes del cielo.

No serán recogidos ni enterrados; serán por estiércol sobre la faz de la tierra, la carne descompuesta y los esqueletos servirán de abono de los campos. Pero la suerte de los supervivientes sería aún peor.

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