¿Quién es el sabio que puede entender esto? ¿Quién prestará atención y aplicará esta lección, esta advertencia, de manera adecuada? ¿Y quién es aquel a quien la boca del Señor ha hablado para que lo declare, lo explique a sus compatriotas, porque la tierra perece y es quemada como un desierto por el que nadie pasa? Evidentemente, no hay nadie que posea esta sabiduría divina.

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