Y no echaron al cananeo que habitaba en Gezer, en la llanura de Sarón; pero los cananeos habitan entre los efraimitas hasta el día de hoy, hasta el momento en que se escribió este libro, y sirven bajo tributo, estando sujetos al servicio tributario. Esta indulgencia necia más tarde resultó desastrosa para los israelitas, porque los paganos sedujeron al pueblo de Dios a la idolatría. Los cristianos que aman al mundo y entablan amistad con los incrédulos corren el peligro de aceptar los puntos de vista erróneos de los enemigos de Dios, en detrimento de sus almas.

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