Y los hijos de Israel dieron por suertes a los levitas estas ciudades con sus ejidos, sus pastos o praderas, como Jehová lo había mandado por mano de Moisés. Si bien aquí también se hicieron provisiones para el futuro, debe notarse que los sacerdotes y los levitas no ocupaban solo estas ciudades, sino que también vivían allí otras personas. Era simplemente que estaban seguros de un lugar donde vivir y que, al vivir en medio del pueblo, deberían servir de ejemplo para toda la nación.

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