Y sucedió que cuando todo el pueblo estuvo limpio pasó, cuando cada uno de ellos había llegado a la tierra alta más allá de la etapa de inundación, que el arca del Señor pasó, porque era el emblema de Jehová, el Dios todopoderoso, que frenaba las olas en su alocado ajetreo, y los sacerdotes, que eran sólo los portadores del cofre sagrado, en presencia del pueblo, todos ellos testigos del milagroso suceso.

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