Y les golpeó la cadera y el muslo, con una destrucción que lo envolvía todo, se dice de una guerra despiadada, en la que no se da cuartel, con una gran matanza; y descendió y habitó en la cima de la peña Etam, en una hendidura o cueva en el límite de la tierra filistea, una amenaza permanente para los filisteos. Los creyentes nunca deben descuidarse en su guerra contra todos sus enemigos espirituales, ya que está en juego la salvación de su alma.

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