Y se desviaron allá para entrar y alojarse en Guibeá; y cuando entró, lo sentó en una calle de la ciudad, en el lugar abierto o plaza de la ciudad, donde esperaban que algún habitante de la ciudad los invitara a su casa, según el uso antiguo ; porque no hubo hombre que los llevara a su casa para hospedarlos, nadie invitó al viajero al refugio de su techo.

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